Hoy reflexionando sobre mi hacer en la escuela, pensando, me he dado cuenta de que el pensamiento de l@s maestr@s pasa un tanto por ciento muy alto en el cómo poder cambiar las actitudes que no nos gustan de l@s niñ@s, jóvenes, por su bien, y para la buena convivencia. Es decir que un tanto por ciento muy elevado del tiempo,el pensamiento de l@ maestr@ no está en el aquí y el ahora, en lo que está pasando, sino en el cómo nos gustaría o cómo ha ocurrido lo que no nos ha gustado.
Os propongo, parar, escuchar activamente, observar sin juzgar, sin hablar, intentar sentir qué están necesitando en la escuela y que les podemos dar para colaborar un poco en su bienestar.
Quizás sea subir las escaleras hacia atrás, no comer la fruta que han traido de casa, dejar que se lleven a casa un dibujo que han hecho en vez de guardarlo en la carpeta para llevarlo en Navidad, cuando un/a niñ@ dice que está triste, validarle ese sentimiento con una mirada, una caricia, un "te entiendo", dejarle ir a beber a agua, o invitarles a tener agua fresca en una jarra todo el tiempo disponible en el aula, siempre que les apetezca ir al baño poder ir,...
Si lo pensáis son cosas sencillas, y da mucho gusto poderlas hacer y permitir desde el corazón, desde el saber de esa necesidad permitirles que las hagan.
Anímate a hacer una mañana, verás cómo cambia la energía!!
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