Al tomar consciencia me doy cuenta de que la mirada de el/la niña ante los conflictos está lejos de la mía muchas veces. Donde yo veo un conflicto, ell@s ven un juego, una manera de comunicarse.
Gracias a una amiga, Yvonne Laborda que compartió conmigo y demás amigas de la tribu de madres conscientes, su manera de resolver, ayudar, acompañar conflictos, hice un klik, y llevo practicando ese modo durante unos meses, y llego a la conclusión de que la clave es observar, esperar y si se acercan a pedir ayuda, preguntar antes de actuar, de hablar, de opinar, los tiempos de silencio son cruciales.
A mí como maestra, acompañante de niñ@s de 4 y 5 años se me acercan muchas veces niñ@s diciéndome que otr@ niñ@ les ha pegado, insultado, molestado, hecho daño de alguna forma. Yo antes actuaba, intervenía de manera directiva, creando víctima y agresor/a, culpable, no culpable, buscando una solución definitiva y rápida y siempre desde mi perspectiva de adulta, de cómo yo había visto la situación, cómo a mí me afectaba lo ocurrido, como si a mí me lo hubieran hecho.
Ahora cuando vienen, me agacho a su altura para poder parar, mirarnos, y les escucho, luego les valido con un ah! sí? Te puedo ayudar? Necesitas algo? Las respuestas verbales son en mi experiencia las menos importantes o auténticas, pero las miradas, los gestos, los lloros, son muy naturales. Las primeras veces suelen mirarme cómo sorprendid@s de que no intervenga rápidamente, otras no paran de repetir cómo ha sido la agresión, una y otra vez, y yo le vuelvo a decir que de acuerdo, te han pegado, te han insultado, ... tú que necesitas? te puedo ayudar?
Y las respuestas son varias, un@s me dicen que no necesitan nada, y se van, otros, me dicen que necesitan mimitos,cariño, otras me dicen que necesitan que les pidan perdón, otr@s que sólo querían chivarse, otr@s que les gustaría que en ese momento estaría allí con ell@s su madre, padre, hermano,....
Os invito a que lo probéis, la energía es muy positiva y el ambiente mejora, en la mayoría es un transmitir el malestar que sienten con nosotras, la necesidad de ponerle palabras y que nosotras validemos lo que están sitiéndo.
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